PARQUE NATURAL DE CANDELARIO
SIERRA DE CANDELARIO
Descripción del núcleo montañoso que constituye la culminante cima de la corpulenta y elevada sierra de Candelario, prolongación de la de Gredos, correspondiente a la cordillera Carpeto Vetóníca, del grupo central de nuestro sistema orográfico español.
Por D. Francisco Rico y Sánchez
La sierra alta de Candelario, que es el límite de las provincias de Salamanca, Avila y Cáceres, confina por el Norte con la provincia de Salamanca; Este y Sur con las de Avila y Cáceres, y Oeste con Salamanca; su dirección es de Norte a Sur, cruzando en este sentido el término de Candelario; radica y pertenece, por su parte occidental, a la jurisdiioción territorial de la pintoresca y expresada villa; constituyen su demarcación las parcelas de terreno denominadas vulgarmente con los diferentes nombres de agostaderos, hechos, veraniles o dehesas de verano siguientes:
Cardosa, Hoya Mayor, Rincón, Huyuelas, Hoya Moros, Collado de las Vacas, Hoya de! Tejo y Somera Canchito.
Estos agostaderos o veraniles se aprovechan en el estío con las diferentes especies de ganado vacuno, lanar, cabrío y caballar, que apacentan las extensas praderas naturales y monte bajo de sus valles, collados y laderas.
Por sus elevadas mesetas, congeladas cúspides de nieves perpetuas, escabrosas cumbres, abundantes manantiales que brotan de sus entrañas formando impetuosos torrentes, cristalinos ríos, bulliciosos y murmuradores arroyuelos y fuentes frigidísimas y transparentes, hacen que sea esta sierra la cadena de montañas más importante de la provincia, y que, por su extraordinaria elevación sobre el nivel del mar, se la considere también como una de las más gigantescas y nevadas cordilleras de la Península Ibérica.
La vegetación en tan incultas, agrestes y heladas parameras, es sumamente escasa y casi nula, por el excesivo y constante frío que en sus calvicies reina, impropio por su clima y compo sición química y agrícola del terreno, para poder subvenir a las necesidades, nutrición y desarrollo del vegetal; no obstante esto, en sus vertientes o faldas crece espontáneamente la velesa (Plumbago Europea), digital purpúrea, dedalera, gualdaperras o vitori a (Digitalis purpúrea) hortiga moheña o meña (urtica Urens), tomillo salsero (Thimus Zigis), tomillo cabezudo o de bola blanca (Thimus), tomillo común o de bola morada (Thimus vulgaris), barba de chivo o cabruna (Tragopongo pratense), espadaña o masiega (Thifa latifolia toxo o toixo (Spartium Spinosum), y las llamadas en el país yerba cervuna, cerrillo, alambrillo, horaga o joraga, bereco, trébol encarnado, blanco y amarillo, ajedrea silvestre, juncos, helechos, helechillos, gatunas o gatuñas, escobas de sierra, escobas negrales, escobas amarillas, retamas, v y brezos.
La fauna está representada en los cuadrúpedos por el lobo y la zorra; en los volátiles por el águila real, buitre, milano, alcotán, cuervo, cernícalo, grajo y, en general, por toda alase de aves de rapiña que viven y anidan, con preferencia a otros sitios, en las más escarpadas, solitarias y eminentes cadenás de montañas del Universo; también se encuentran en aquellas apartadas regiones la perdiz, tordo de sierra, sarnosillos , penatitas, engañapastores y alguna otra especie, aunque escasa.
Los ‘peces, anfibios, y reptiles, tienen su representación en la trucha, culebra de agua, rana, sapo, salamanquesa víbora común, resno, culebra verde, amarilla, alacrán, lagarto, etc.
El proto de la mineralogía es el granito, compuesto de cuarzo, feldespato y mica, elementos primordiales de las más antiguas y elevadas montañas del globo, y del cuarzo, cuyos componentes y elementales principios son los más importantes de que consta el granito, constituyendo la base mineralógIca de esta corpulenta y prolongada cordillera; en tan desiguales accidentados y escabrosos sitios, y en la parte inferior de sus moles graníticas, con especialidad en los cimientos a base de tan culminante montaña y en los espacios en donde haya podido tener lugar la superposicon o sustracción de capas por aluviones, desprendimientos o trastornos geológicos, se evidencian terrenos primordiales, binarios, ternarios y de acarreo o transición, rocas graníticas, cuarzosas, feldespatianas, micáceas, silíceas, etc.
Una vez descritas con la peculiar rusticidad del Hijo de la Montañas la escasa fauna, flora y mineralogía de las altas sierras de Candelario, procede ocuparse de la hidrología o descripción de los principales ríos, arroyos, fuentes y manantes, que por su abundante caudal o excepcionales condiciones tengan adquiridas celebridad y fama en el país, aprovechando al mismo tiempo la ocasión de hacer una relación detallada y minuciosa de las particularidades que encierra cada una de las parcelas o porciones de terreno denominadas agostaderos, hechos, veraniles o dehesas de verano, que constituyen la totalidad de la sierra de Candelario, por radicar en su término jurisdiccional, las cuales se han designado anteriormente y se conocen con los nombres de Cardosa, Hoya Mayor, Rincón, Huyuelas, Hoya Moros, Collado de las Vacas, Hoya del Tejo y Somera canchito.
Cuatro ríos importantes descienden del núcleo montañoso denominado sierra de Candelario, los cuales, si no son célebres por el caudal de su corrientes, significan veneros de riqueza industrial y agrícola para las demarcaciones o puebslos que en sus discursos recorren:
Candelario, Béjar, Hervás, Aldeanueva del Camino y otra infinidad de alquerías, aldeas, pueblos, villas, ciudades, etc., son deudoras de grandes beneficios materiales, industriales, agrícolas e higiénicos a la bienhechora influencia del líquido elemento.
Estos cuatro colosos de la industria, de la agricultura y de la higiene, son conocidos en la comarca por los nombres de Navaluenga o Navalegua, rio del Medio o de la Cuesta, Cuerpo de Hombre y Valozanio; los ríos Navalengua y del Medio se unen al Cuerpo de Hombre en el sitio designado con el nombre de Charco de las Yuntas o Juntas, y desde aquel instante pierden sus nombres para llevar el de Cuerpo de Hombre; el río Valozano, al abandonar el término de Candelario y penetrar en la jurisdicción de Hervás, cambia de denominación, cono ciéndosele por Santi-Hervás.
Conocidos los nombres de los cuatro ríos precedentes, nos ocuparemos del sitio de su nacimiento respectivo, a medida que se vayan describiendo las parcelas en que se tienen su origen; éstas son los agostaderos que se describen a continuación:
Cardosa.—La Cardosa es el agostadero más septentrional ‘de la sierra alta de’ Candelario; limita por Norte con Navacarros, Sur con Hoya Mayor, Este sierra de la Zarza y Oeste te rrenos de Candelario; la constituyen por su parte superior dos anchurosas praderas naturales llamadas Cardosa y Vaidesancho; la primera descansa muellemente sobre un collado inmediato al límite de Hoya Mayor, fluyendo en su dilatada pradera la fresca y abundante fuente de su nombre; la segunda, o sea Valdesancho, tiene su asiento en plano inclinado, próxima al canchal del Risco Gordo y no muy distante del Risco del Aguila; de la licuación del ventisquero de su nombre fluyen las primeras aguas, que deslizándose por su extenso y magnífico regajo dan origen al río de Navalengua o Navaluenga, al que se unen diferentes fuentes y arroyuelos, que acrecentan su caudal; a su extremo Norte, y deslindando con la Sierra de Navacarros, se eleva en pináculo la Peña de la Laiz, célebre por las imponentes y temerosas tormentas que de aquella parte proceden, acompañadas generalmente de ruidosos truenos y deslumbradores relámpagos; en el medio de su falda se encuentra la fuente del Puchero; como sitios notables, además de los expresados, consignaremos el Hoyito Palomero con su majada de pastores, Garamando y Redondo con sus afluentes, por cuyos sitiøs atraviesa el camino de los pueblos serranos y Zarza Tremedal. En sus vertientes y faldas crecen escobas ‘de sie rra, brezos, tomillos, corrillos, cervunos, horagas y alambríllos.
Hoya Mayor.—Hoya Mayor ‘consta de varios valles, hondonadas, hoyas y bochados, separadas naturalmente por lomas, cubiertas a trechos por escobas merinas o de sierra, horagas, alambrillos, cerrillos, velesas, barba de chivo, toixos, helechillos, etc., en otros desnudos de vegetación y coronadas sus crestas de peñas, risqueras, barrancos, profundos ventisqueros de nieves perpetuas y precipicios; las hoyas o valles que merecen particular mención, son las de Hoya Mayor, Siete Veneros, Hoya del Cuco y Regajo Llano.
Siete Veneros, cuyo ‘nombre procede de fluir en su pradera siete manantiales, ocupa una hoyada u hondanada, guarnecida en verano de fresca y abundante yerba; separa Siete Veneros ‘de Hoya Mayor una cuerda o barrera de montañas que se interpone.
Hoya Mayor, o sea la hoya propiamente dicha, de cuyo extenso valle y ‘magnífica prardera recibe nombre el agostadero que nos ocupa, es sin duda alguna ‘la más importante del mismo; de sus eminentes ‘cumbres brotan las primeras aguas que dan origen al río del Medio o Cuesta, a las que se unen multitud de las segregadas por diversidad de fuentes, queocupan la parte media de la hoyas por existir grandes porciones de terreno pantanoso, que destilan sin cesar raudales de agua; el río del Medio, después de congregársele gran número de arroyos, fuentes y ‘manantes, discurre entre peñas por la parte oriental de Candelario y muy próximo a dicha villa; otra toma o barrera montañosa separa Hoya Mayor de Hoya del Cuco, encontrándose en La parte superior de esta última hoya Regajo Llano, pradera pantanosa, cu bierta en parte de amarillentas y diminutas espadañas rodeada de sierras, y de cuyo centro procede el arroyo de Hoya del Cuco, deslizándose bulliciosamente sobre ‘pavimentos roquizos, despeñándose en lanchares y precipicios; Hoya del Cuco está constituida por torrenteras, y por su parte media atraviesa el arroyo de su nombre, estando cubiertas sus laderas de praderas y montañas.
Casi al límite del agostadero que se está desoribiendo pero dentro del perímetro que comprende el veranil denominado Rincón, existe en su falda el regajo y fuente del Travieso, y ascendiendo desde este punto por la vereda de los Neveros hasta la cumbre y un poco sobre la derecha, se encuentra la fuente de la Goterita en el Calvitero, muy escasa en el manar, pero justamente afamada por sus frigidísimas aguas, estando reputada por ser una de las más frías de la sierra; una de las particularidades que posee este manantial, que conviene consignarse, es que tal vez, motivado a su baja temperatura, no exista vegetación en el reducido trayecto que recorre; desde esta fuente, y siempre trepando sobre la derecha hasta dominar la altura, se encuentra la eminente cima de Barriga Centeno en el Calvitero, que es una de las tres mayores elevaciones de la sierra de Candelario.
Se llama Calvitero toda la eminencia superior de la sierra de referencia; está constituido por una considerable planicie o paramera exenta de vegetación con detritus de rocas; terreno arenisco e ingrato, en cuyos prolongados desiertos reina silencio sepulcral, solamente interrumpido por el penetrante silbido del pastor que carea las ovejas; por el restallido seco y enérgico de la honda del vaquero; por las dulces y melodiosas notas de la zagala que apacenta el rebaño en collados y laderas, y que en sentidas endechas expresa sus pesares o alegrías al compás del metálico cencerro; por el vigoroso y constante ladrido del mastín que persigue a la fiera carnicera; por el raudo vuelo del águila altanera que se remonta a regiones etéreas; por el graznido monótono y estribente del pesado buitre, que agitándose en el aire, husmea el cadáver insepulto y corrompido que proyecta devorar, saciando sus asquerosas necesidades; y por último, turban la majestad y sosiego de aquellas soledades el violento huracán, que iracundo azota las moles graníticas de escalonados riscos.
Rincón.—El agostadero denominado Rincón limita por el Norte con Hoya Mayor; Sur con las Huyuelas; Este con Sierra de Solana, y Oeste con Hojas de Candelario; forman este agostadero dos porciones denominadas Rincón y Pie de la Cruz, que son hermosas praderas, en cada una de las cuales existe majada de ‘pastores; nacen en su demarcación los arroyuelos Rincón, Hornillo y Pie de la Cruz, que, unidos, componen el importante riachuelo de Quemadal y Farilla; su territorio, en general, no es muy escabroso, y su mineralogía, flora y fauna son idénticas a ‘las del agostadero anterior.
Huyuelas.—El agostadero de las Huyuelas limita por el Norte con la porción denomina da Pie de la Cruz, propia del agostadero Rincón; Sur con Hoya Moros; Este sierra de Solana, y Oeste dehesa boyal de Candelario; como su nombre indica, las Huyuelas es una sucesión continuada de pequeñas hoyas, siendo la más considerable por todos conceptos la “Huyuelilla”, que se encuentra limítrofe al Canchal de las Mancobas, y en la cual existe majada de pastores; su terreno es accidentado y escabroso; en este agostero se encuentra el punto más culminante de toda la sierra de Candelario, conocido con ‘la denominación del Trampal
o Ceja del Trampal, que alcanza una altura sobre el nivel del mar superior a 2.400 metros; esta elevada montaña se destaca con arrogancia y majestuosamente sobre todas las que la circundan, conteniendo desde su profunda base en el término de Solana, hasta su cima colosal en el de Candelario, extensos y congelados abismos de nieves perpetuas, cuyos ventisqueros son los de mayor renombre de todo el país, figurando tal vez en primera fila entre los más importantes de España; Sierra Nevada, en la cordillera Penibética, los Pirineos en la Galibérica, Gredos en la Carpeto-vetónica etc., pueden tan solamente igualarse por sábanas de nieve a los inmensos recipientes de hielo y nieves petrificadas que en este agostero abundan; esta dilatada zona de congelados abismos, suministra grandes cantidades de agua a las celebradas y no menos famosas “Lagunas del Trampal” .
Son las tres “Lagunas del Trampal” magníficos depósitos naturales de forma aproximada a la cuadrilátera, de una profundidad extremada y surtidas por manantiales subterráneos, según las irwestigaciones practicadas hasta el día; la de mayor diámetro e importancia es la que ocupa el lugar inferior; las otras dos vierten sus aguas de una a otra, las que conducidas por un ‘profundísimo y murmurador arroyuelo, quedan depositadas en la mayor; sus aguas purísimas y saludables tienen la transparencia del cristal, y entre sus espumosas y argentinas ondas nadan y juguetean con agilidad pasmosa mirladas de exquisitas truchas que por su excelencia son las más suculentas y finas de la comarca.
Existe también en la sierra de Solana otra célebre laguna que por sus dimensiones se aproxima a la mayor del Trampal, conocida comunmente con el nombre de “Laguna del Duque”, la cual está situada al Este de las anteriores, separada de las tres del Trampal por una escabrosísima barrera de montañas; sus márgenes tapizadas, de verdes y diminutos céspedes, la aprisionan rodeándola de linda pradera, en la cual pastan y abrevan diferentes especies de ganado; la licuación de nieves del ventisquero de Hoya Malillo surte de aguas tan pintoresco lago, así como también los manantiales subterráneos que de su fondo se derivan.
Además de la Huyuelilla y eminencia del Trampal consignaremos, aunque muy a la ligera, el manantial de Venero Frío, que brota en las Brilletas, muy inmediato al límite de este agostadero, y el de Hoya Moros.
Hoya Moros.—El agostadero denominado Hoya Moros limita por el Norte con las Huyuelas, Este y Sur Collado de las Vacas, y Oeste dehesa boyal de Candelario: se compone de las porciones Hoya Moros, Hoya de la Cueva, Hoya del Tiñero, y de los regajos Majadillas y culebrilla; su territorio es escarpadísimo y el más accidentado de toda la sierra; ‘por dicho con cepto es digno de visitarse con preferencia a todos los demás; su reseña, por lo tanto, será extensa, y los pormenores más minuciosos e interesantes.
Hoya Moros, propiamente dicho o sea la hoya de que recibe nombre este agostadero, sorprende y entusiasma por presentarse a la vista un espectáculo grandioso y sublime; las colosales rocas que yacen aglomeradas en completa confusión y desorden en las profundida des de enormes barrancos e inaccesibles abismos, son verídico y elocuente testimonio de los cataclismos y metamorfosis que ha experimentado el globo terráqueo desde su primitiva formación hasta el día; aquellos espacios repletos de peñas, parecen indicar que tal vez sean el resultado del desplome de alguna caverna subterránea de los primitivos tiempos, o desmoronamientos ocasionados por filtraciones continuadas, al verificarse el deshielo de enormes ventisqueros que en remotas épocas ocuparan superiores vertientes en flancos y risqueras de escarpados serruchos dejando al descubierto y socavadas aquellas piirámides graníticas, que, al faltarles el apoyo que les servía de base, se desequilibrarían, derruimbándose estrepitosa mente desde la altura.
Se manifiesta en Hoya Moros el muy escabroso Parral, llamado así por la multitud de canchales que existen acumulados; ala derecha los altísimos y escalonados riscos “Los Hermanitos”, gigantescas masas de granito que, cual soberbios chapiteles, elevan sus petrifica das crestas con arrogancia en el espacio; a la izquierda, y recostada con encantadora molicie sobre la pendiente de anchurosa ladera, descansa la magnífica pradera, entre cuyos diminutos céspedes juguetean rielando aguas purísimas y tersas cual el cristal; el frente le ocupa majes tuosamente el “Torreón”, sobre grandes precipicios, brotando en su base, transparente y cristalino, Cuerpo de Hombre, río que da fomento a las industriosas poblaciones de Candelario y Béjar.
Con candenciosos murmurios, Cuerpo de Hombre se interna en el Parral, desapareciendo entre tanta escabrosidad, aprisionado por aquel túnel subroquizo, para volver a reaparecer y despeñarse rugiendo sobre Hoya de la Cueva.
Es Hoya de la Cueva sitio sumamente poético y pintoresco; forman sus costados grandes pendiente cubiertas de praderas, escobas, toixos y malezas; de frente escabrosidades, don de el río, saltando con furia de peña en peña, se desploma gimiendo, y deshecho en gruesos borbotones de espuma lo recibe una deliciosa pradera, en cuyo centro se aglomeran multitud de rocas peladas; sigue lentamente su curso el río serpenteando perezosamente, y a la terminación de la alfombra herbácea, sus aguas, tersas y tranquilas, parecen formar diminutos lagos, para después deslizarse con extraordinaria rapidez al través de extensas lanchas, formando caprichosas cascadas; bullicioso y juguetón desciende Cuerpo de Hombre por pavimentos roquizos para salvar a saltos las asperezas que separan Hoya de la cueva de Hya del Tiñero, vertiendo su aguas para que fertilicen y rieguen tan encantadora hoya, toda esmaltada de pradera y circunvalada de montañas.
Se llaman Culebrilla y Majadillas dos hermosas praderas; la primera está instalada en un descanso, próxima a la Vereda de los Neveros, que conduce a la Ceja del Trampal, dando vista a Hoya de la Cueva; la segunda es una dilatada pendiente que arranca desde la parte superior de la dehesa boyal de Candelario, prolongándose recta y verticalmente en plano inclinado, deslindando por el Norte con las Huyuelas.
Todo lo que tienen de bellos estos parajes es un claro y hermoso día, tienen de sombríos y amenazadores cuando se desencadena una furiosa tempestad; las nubes, negras y espesas, se aglomeran y pueblan las alturas con increíble rapidez; los pastores conducen sus rebaños a sitios más bajos y abrigados donde guarecerse; el viento silva desencadenado por aquellas estrechas gargantas y angostos desfiladeros, mezclándose con el violento susurrar de las escobas de aquel bajo monte, el bramido del celoso toro que ronda al lado de sus hermosas compañeras; los inocentes corderillos balan sin cesar, siendo contestados por las débiles ovejas; el impetuoso caballo relincha y corre, y en su veloz carrera despide tremendas coces en el aire.
Bien pronto se oye lejana y confuso el tableteo del trueno, que anuncia la proximidad de la tormenta; violentas ráfagas de viento que transportan nubes plomizas electrizadas, se posan sobre las cimas; la tempestad que se acerca arrecia, y el relámpago fulgura deslumbrando con su luz siniestra aquellos solitarios medrosos sitios; la sierra se cubre de un tinte sombrío, y aquellos enormes riscos graníticos, mudos y elocuentes testigos de generaciones pasadas, atemorizan y espantan; el trueno retumba estrepitosamente en profundas concavidades, el rayo ceba su terrible furia contra los inmensos canchales aglomerados sobre la cima de escarpados serruchos; el cielo abre sus cataratas y las nubes se disuelven arrojando sobre la sierra inmensa cantidad de agua, arrastrando con ímpetu a su paso enormes peñascos que se desploman y estrellan sobre pavimentos de roca viva, produciendo un ruido aterrador.
Todo es desorden, pánico y desolación; parece que el Hacedor ha convocado a los Elementos para hacer verídico a los hombres lo insuficientes que son los medios que pueden oponer para librarse de semejante azote; la Naturaleza irritada nos anonada y fascina contemplando tan sublimes e imponentes espectáculos; allí se contempla a Dios, puesto que se admiran sus obras; allí se convence el hombre de que todo lo que existe es perecedero al examinar el duro granito destrozado y deshechos momentáneamente por las descargas eléctricas
que acompañaron a la tormenta
Collado de las Vacas.—El Collado de las Vacas limita por el Norte con Hoya Moros, Sur Hoya del Tejo, Este sierra de Solana y Tornavacas y Oeste Hojas de Candelario; constituyen este agostadero dos porciones o hechos denominados Collado de las Vacas y Ciriñuelo; su territorio es también muy agreste; en su demarcación existe edificado el “Torreón o Castillete del Mapa”, sobre la parte oriental y superior de Hoya Moros, y muy inmediato al renombrado “Tranco del Diablo”, en el límite de las provincias de Salamanca, Avila y Cáceres, pudiendo decirse que si la división territorial de la Edad Media hubiera sido la misma que la existente en la actualidad, éste sería el punto de confluencia y el divisorio de tres reinos, León, Castilla la Vieja y Extremadura; en este hecho se encuentra la otra mayor altura sobre el nivel del mar, que hay en la sierra de Candelario, al sitio de Castillete del Mapa; desde esta eminencia se descubren los más dilatados horizontes, presentándose por el Oriente, y en lontananza, la faja o silueta del Guadarrama; más el Mediodía, y no muy remota, la sierra de Gredos; distinguese por el Oeste los campos extremeños, y por el Norte las llanuras de Castilla.
Muy próximo a este sitio fluyen las primeras aguas del Ciriñuelo, arroyo que tiene su origen en la parte extrema superior del regajo llamado Canalizo, discurriendo por la pradera del Ciriñuelo, a a izquierda y muy cerca de la Covacha de los Clérigos; pertenecen también al mismo agostadero, Hoya del Azadón, Majada de los Corrales de Peromingo y Majada de las Bercedillas, junto a las hojas de Candelario.
Hoya del Tejo.—La Hoya del Tejo limita por el Norte con el Collado de las Vacas, Sur sierra alta de Hervás y con Somera Canchito, Este sierra de Jerte, y Oeste Hojas y Praderas de Candelario; forman este agostadero los veraniles, Hoya del Tejo y Solanillo; los sitios que merecen particular mención se determinan con los nombres de Arroyo del Solanillo, que nace en Majareina y Majada de la Reina, próximo a la Fuente de los Perros, e inmediato al límite de la sierra de Jerte, el cual, unido al Arroyo del Ciriñuelo, en el sitio llamado Valezano, forman un riachuelo designado con este último nombre, el cual al penetrar en jurisdicción de Hervás, es sustituido por el Santi-Hervás; merecen especial mención por su importancia, la Pradera del Solanillo, la de Regajo Llano, Collado del Arenal, Majada de la Reina, Hoya del Tejo, Hoya del Novillo y Majada del Forquito u Horquito; el perímetro que comprende este veranil es también muy accidentado y escabroso.
Somera Canchito- Somera Canchito limita por el Norte con la Hoya del Tejo y Hojas de Candelario, Este y Sur sierra de Hervás, y Oeste praderas particulares de candelario; este agostadero es el más meridional y menos elevado de toda la sierra; está constituido por las parcelas Somera y Canchito; la primera ocupa un descanso o llanura cuibierta de céspedes, en la cual brota su magnífica fuente; la segunda o sea el Canchito, es también una pradera situada en la parte inferior de la Somera; pertenecen además a este agostadero las praderas o regajos Cerrojo, Paco la Santa, Gervunal y arroyo de las Vegambres o Vedegambres, que está situado junto a a fuente y arroyo del Toril; su terreno es menos accidentado y escabroso que el de todos los demás agostaderos de la sierra; sus pastos más exquisitos, exuculentos y abundantes, y en sus laderas o faldas crecen en mayor cantidad y se desarrollan con más exuberancia y lozanía, gran parte de los vegetales que constituyen la botánica de tan corpulenta montaña.
Además del núcleo montañoso descripto con la denominación de sierra de Candelario, existen otras dos cordilleras de menor importancia, las que no obstante estar separadas por la dilatada y anchurosa pradera de Navamuño y río Cuerpo de Hombre, pueden conceptuarse, y efectivamente que lo son, como verdaderas ramificaciones de La misma montaña, puesto que se encuentran paralelas a ésta, y su fauna, flora, mineralogía e hidrología, son casi idénticas a las de la sierra alta, matriz de donde proceden; se conocen estas dos ramificaciones con los nombres Muela y Peñanegra del Coto.
MueIa.—La Muela está separada de la sierra alta por la extensa y magnífica pradera de Navamuño, que se interpone separándolas; es la cordillera central del sistema orográfico candelariense; arranca esta prolongada ramificación en Puente Nueva, dirigiéndose de Norte a Sur, elevándose gradualmente a medida que avanza contra la corriente del río Cuerpo de Hombre, cuyo lecho o ribera constituye su parte oriental, hasta que encuentra la excelente pradera de Navamuño, avanzando por ella en dirección Sur, hasta llegar al puerto de este último nombre; desde este punto cambia de itinerario, dirigiéndose de Sur a Oeste, constituyendo una cadena de montañas, cuya ramificación forma en parte el fértil Valle de la Garganta; por el Occidente deslinda el Arroyo de los Molinillos, que tiene su origen en el Agua Dulce y Fuente Santa, cruzando y separando por el centro la Cañada o Cordel de las Merinas; sus puestos más encumbrados son los de Navamuño, Muela y Marrada.
Peña Negra del Coto.—La Cañada o Cordel de las Merinas, juntamente con el Arroyo de los Molinillos, separan esta importante ramificación de la que se acaba de describir; esta corpulenta y dilatada zona de montes se difurca en dos ramificaciones en el sitio del Puerto de la Cruz; una se dirige hacia el Sur, hasta encontrar el Puerto de la Fuente Santa, cambiando de dirección desde este sitio para encaminarse al Oeste, formando la parte opuesta o montaña que constituye el Valle de la Garganta; la otra su dirección es de Sur a Oeste, constituyendo a su paso los elevados picos de Peñanegra y Puerto de Arrebatacapas, ostentando en su base las floridas campiñas del Coto, vestidas de exuberante vegetación, cubriendo sus faldas copudos y frondosos castaños y risueñas y verdes praderas; al Este brotan los arroyos Vaquerizas, Navilla, Güesa, Helechosa y Palomas, que discurren por diferentes predios hasta incorporarse al río Cuerpo de Hombre.
Este es el sistema orográfico o montañoso que cruza en diferentes direcciones el término jurisdiccional de la pintoresca villa de Candelario, la que por más de un concepto debiera denominarse la Suiza castellana.
Sólo me resta para terminar pedir mil perdones al lector benévolo que, tal vez faltando a sus ocupaciones ha tenido la paciencia necesaria para leer este mal perjenado trabajo, humildísimo fruto de mi pobre inteligencia.
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